martes, 20 de octubre de 2009

Pizarro, el cuerdo






Take it easy on me now
I'd be there if I could
I'm so full of what is right
I can't see what is good
Rush


Yo soy una persona simple. Tengo mis principios básicos, mis aficiones, mis conflictos, enemigos y amigos, malos momentos, algunos no tanto, ciertas fortalezas. Y, dentro de todo, hay una cuestión que destaco absolutamente, que admiro a puro corazón y considero esencial dentro de la vida, para los que la poseen, a pesar que ello no siempre (o, digamoslo, casi nunca) lleva a lo que es bueno o lo que creemos como tal. Gente querida que lee este blog, estoy hablando de la rectitud.

La rectitud es la integridad, la conciencia de tus principios y coherencia con ellos, un margen o índice de moralidad que se traduce en lealtad y severidad, algo que uno tiene consigo mismo, un acuerdo personal de ser recto. Algo tan difícil, tan exagerado, que provoca en mi una admiración por quienes poseen ese carácter, una profunda confianza en que las cosas pueden ser mejor, siempre, a pesar de la mierda en la que nos encontremos.

El problema es que siempre en nuestra sociedad existen quienes se encargan de destruir eso, burlándose de los principios que algunos sobrellevan en su piel, destruyendo esa luz que a veces parece salir en ciertas personas. Bueno, desde ya les digo, a todos ustedes, que se vayan a la mierda.

Váyanse a la mierda los que hablan mal de David Pizarro. Así se simple, totalmente directo, sin razones previas. Agarren sus cosas, contemplen con desencanto la situación y retirense a la pestilencia de su preferencia, la cual siempre será mierda, no lo olviden.

Porque Pizarro es un jugador recto, un hombre leal con sus principios, un jugador que día a día sufre con no poder estar en Chile. ¿Qué digo? Pues eso, que a Pizarro se le nota el dolor de no poder estar en esta Selección, situación que lo lleva a haberse equivocado en intentar un regreso absolutamente errado, pero que él mismo se encargó de corregir, antes de cualquier sentencia dirigencial o táctica.

Vayamos en orden. David Pizarro es de esos jugadores que no se encuentran mucho en este país, que la suerte nos trajo para enseñarnos de profesionalismo y seriedad. Ídolo de la Roma, regular hace más de 8 años en un fútbol tosco y difícil, Pizarro es de esos jugadores callados y sencillos afuera de la cancha, que no olvida sus raíces ni su club, que cada vez que puede vuelve a ayudar o acompañar a su gente, a su casa, que tiene memoria. Pero dentro de la cancha es un irreverente, de carácter fuerte, bueno para la cachaña y que aprendió a jugar en una posición que por su altura y físico le es difícil, en el fútbol más complicado para un contención, habiendo compartido posición con De Rossi, Cambiasso, Muntari, Stankovic, Pinzi y Aquilani, por nombrar a algunos de los que acompañaron al 8 o lo llevaron al banquillo.

David Pizarro renunció a la selección cuando la cosa era solo carrete y copete, mientras el Pelao Acosta encendía la parrilla y Pinilla, entre otros, desatapaba las botellas. Mientras se desnucaba buscando regularidad en Italia y viajaba siempre a defender a su selección con dignidad y profesionalismo, aparecían los de siempre y dejaban su trabajo de lado, de manera ridícula para nuestro país y la selección. No tenían coraje, cojones, fútbol ni seriedad, así nadie podía. Ni siquiera Pizarro podía, ante entrenadores que avivaban la cumbia y futbolistas poco profesionales. Y renunció a su sueño de lograr objetivos con la selección y llevarla a algún logro histórico mayor al 3º lugar en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, con el gran Zamorano a la cabeza (y frente al Camerún campeón de Eto'o y Mboma, y España subcampeón liderados por Xavi y Puyol). Dejó la selección, se dedicó a su fútbol y se alejó de quienes impedían que este país creciera.

Luego fue elegido Mayne-Nicholls, llegó Marcelo Bielsa y Chile comenzó a funcionar. Ojo, el tema es funcionar profesionalmente. Era igual prescindir de Vidal, Isla, Jimenez o Valdivia, la indisciplina no se perdonaba, la falta de profesionalismo no era aceptada en la selección. Adios los Puerto Ordazos, los saunas y la piscola. Bienvenido el fútbol y la regularidad.

¿Y que pasaba ahí? Pizarro se mantenía firme, recto con su posición. ¿Era la mejor? Natural y evidentemente, no. Pizarro sabía que no era bueno abandonar la selección, considerarse un traidor para quienes no entienden que alguien puedar dar el paso al costado cuando nada funciona, abandonar sus principios. Porque la cosa no funcionaba bien y no podía volver cuando funcionaban mejor o cuando eran idóneas. No podía, sus valores se lo impedían, por muy bueno que fuera.

Y se equivocó. Intentó lo bueno, seguir un camino distinto al que siempre ha guiado su carrera y encontró odio, rabia, indiferencia. Porque seamos reales, Pizarro no podía volver en este tiempo a la selección y lo tenía clarísimo. No era correcto, no era leal, pero había un Mundial al frente, un campeonato único para cualquier jugador. Intentó, por primera vez en su fútbol, seguir lo bueno a pesar que no fuera correcto. ¿El resultado? No lo hizo. Por la razón que sea, lo que inventen, lo que digan, lo que sea real, da lo mismo. Pizarro no lo hizo, no volvió y, créanme, no iba a volver. Créanme, su rectitud es mayor a su intención de tener lo bueno, es su karma, algo que va llevado en su piel. Y tanto cuando hablaba hace 1 mes de la selección, hace 6 o desde que la dejó, siempre se veía su dolor, su pena por la decisión, su rabia, su odio. Y todos lo detestan, lo basurean, lo olvidan, como siempre lo hacemos. Porque no reconocemos al recto, pero admiramos al vivo. No valoramos al leal, pero nos quedamos siempre con el que sabe vivir.

Yo respeto al jugador recto, al futbolista profesional, al hombre leal. Yo respeto los valores de la seriedad, el mantener los principios, el tener memoria y vivir conforme a ello. Aunque duela, la rectitud es mi principio y David Pizarro es el jugador más profesional que hemos tenido en el último tiempo. Y lo respeto y valoro a muerte, como a todos aquellos que mantienen tal noble actitud y viven su vida así. ¿Y los demás? Ya lo he dicho, ¿para qué repetirlo?

Saludos.

5 comentarios:

Pedro Pablo dijo...

camilo, está la raja la columna. Te felicito.

K dijo...

Gracias por el apoyo PP, la idea es mantener regularidad en las publicaciones y que se lea el blog, así que de verdad me alegro que te haya gustado :)

Anónimo dijo...

Me sentí identificado con el vayanse a la mierda, así que por castigo te denunciaré por robarme mis canciones =(

Bruce Dickinson

Misty Kleinman dijo...

Y nadie habla de futbol acá?


(Yo tampoco. Igual grande Pizarro, así que yo no me voy a la mierda).


Sl2.

SantoJano dijo...

Notable, Karakas, muy bueno lo que escribiste. Pizarro claramente es un ejemplo a seguir como modelo de vida.

Abrazos!