domingo, 1 de noviembre de 2009

El reloj de la vida

Revisando distintas páginas de internet que hablan sobre fútbol, ocio que trato de hacer regular, me entero de la siguiente noticia: esta semana se retiró Henrik Larsson.

Como no recordar a Larsson. Su destacado papel en el Mundial de USA 94 con su selección, su velocidad y potencia de remate, la mítica fractura de tibia y peroné mientras defendía los colores del Celtic en Escocia, su pasó por el Barça o los dos meses que estuvo en el Manchester United. Henrik Larsson es el sinónimo de lo que los argentinos llaman el inoxidable, esos jugadores en que los años no hacen más que ratificar su calidad. Pero se retira, se aleja del fútbol.

Hablemos un poco de sus logros futbolísiticos. Larsson es uno de los máximos íconos de Suecia en los últimos años, un privilegio en el que lo acompaña el talentoso y complejo Zlatan Ibrahimovic. Sin embargo, Henke tiene una gran diferencia frente al delantero del Barça: fue partícipe de unas las mejores presentaciones de Suecia en un Mundial. En la Copa del Mundo del 94, Suecia se lució y fue la gran sorpresa, sorteando un grupo complicadísimo (con Brasil de Bebeto, Romario, Branco y Dunga, que finalmente sería el campeón del torneo; Camerún, que venía de ser 4º en Italia 90 y contaba con figuras consolidadas como Milla y jóvenes que luego darían que hablar, como Song y Foé y; la temible Rusia con la gran figura de Oleg Salenko), venciendo a rivales complicados como la Rumania del extraordinario Gheorghe Hagi y la sorpresiva Bulgaria del gran goleador del torneo, Hristo Stoichkov (6 goles en 7 partidos), equipo al cual golearon para adjudicarse el 3º lugar en la Copa Mundial. De hecho, solo perdieron un partido, jugando las semifinales con Brasil, con un tardío gol de Romario, cuando los suecos le hicieron gran pelea al equipazo pentacampeón. Brolin, Andersson y Mild eran algunos de los nombres de esa Suecia, quienes, junto a Larsson, la llevaron a ser la gran sorpresa del torneo.

Henrik Larsson lo ganó todo, excepto el Mundial, logro al cual estuvo cercano como comentaba. Observen su palmarés: levantó 2 Copas de la Eredivisie con el Feyenoord, siendo ícono del club y figura, luego se matriculó con 4 Ligas y 2 Copas de Escocia con el Celtic de Glasgow, quedandose con la bota de oro en el 2001 y siendo una leyenda de la afición. Más tarde llegó al Barcelona, siendo un comodín ideal para Rikjaard, club en donde obtuvo 2 ligas, una supercopa de España y la ansiada orejona 2005-06. Luego volvió a casa, al Helsinborgs sueco y, en un proceso de 2 meses, fue solicitado por Sir Alex Ferguson y obtuvo la Premier League jugando 7 partidos y dejando una gran impresión en Inglaterra, pues el ManU buscó su renovación, pero no hubo mayores frutos para los Red Devils, Henrik estaba feliz y tranquilo en Suecia. Aquí obtuvo su último título, la Copa de Suecia con el Helsinborgs, su hogar en el fútbol. Y en cada lugar donde jugó Larsson, en cada sitio donde se puso la camiseta de un club, Larsson era sinónimo de buen fútbol, de jugador estóico, de coraje y empuje en la cancha, superando lesiones horribles en su carrera, con gran olfato goleador, inteligente, notable luchador.

Yo lo recuerdo perfectamente. Rememoro, con imágenes de niño que recién comenzaba a apreciar el fútbol con curiosidad e ignorancia, el tercer lugar con Bulgaria y lo que daba hablar esa Suecia en el Mundial del 94. Luego, más consciente, sus pasos por el Barça y el Manchester, junto a sus constantes apariciones en Suecia y el poderío ofensivo que alcanzaban con Henrik y Zlatan en ofensiva, gran temor que daba a los rivales por tal dupla en ataque. Larsson tuvo la suerte de compartir camarín con interesantes goleadores de su país como Elmander, Allback, Ibrahimovic, Dahlin y Andersson, junto a otorgarle a los nórdicos uno de los grandes logros deportivos internacionales que han tenido en su historia.

Y ahora se va, se retira, ese Larsson que siempre sonaba en las nóminas, que siempre salía en un equipo grande para hacer historia, aquel hombre simplemente dejará de hacerla. Y llegan emociones, pensamientos encontrados. Un silencioso, un jugador regular, un pibote del área se retira para que otros comiencen a marcar su historia. El tiempo va pasando y nos hacemos un poco más viejos, el fútbol pareciera ser el reloj de la vida y nos va marcando etapas de como apreciamos este deporte. Uno ya es consciente y se asombra con el alejamiento de jugadores tan conocidos y que pensábamos como inamovibles, eternos, de siempre en el fútbol activo. El tiempo sigue su curso y uno no hace más que observarlo, extrañado, con algo de asombro. Como bien diría un gran amigo, el tiempo nos pasa encima como una aplanadora.

Larsson cuelga las botas y Suecia lo recordará por siempre como un grande. Nosotros solo observamos este deporte catalizador y contemplamos el paso de los años a través del balón, tantos partidos, tantos hombres que han pasado por la misma cancha y con la misma función de que la pelota acaricie las mallas para celebrar un gol, como siempre se ha hecho, como siempre se hará. El fútbol, reloj de la vida, nos hace más sabios y más viejos. Larsson es uno que quedará para siempre en mi retina como un grande.


Saludos.