viernes, 7 de marzo de 2008

A modo de introducción: el fútbol como vida

Si buscas la verdad prepárate para lo inesperado, pues
es difícil de encontrar y sorprendente cuando la encuentras
.
Heráclito


Hacer este blog es una especie de desahogo. Soy un hincha del fútbol y del efecto que este puede tomar, la pasión que genera y domina las venas en ciertos momentos. No voy al extremo de enloquecer, sino de respirar lo que este deporte recrea en simples espectadores desde su perspectiva vivencial, del hecho de que el fútbol ocupe un lugar importante en la perspectiva de cada persona de una forma tan simple que a veces uno no lo percibe, es algo que sucede y ya.

Porque en general hablar de fútbol es complejo si hay discrepancias importantes. Claro, cuando uno habla con alguien que se enfoca de la misma forma que tú (por ejemplo, que en mi caso le guste el Colo, prefiera el futbol espectáculo con jugadores habilidosos y el tipo de juego enfocado en el control de balón la construcción desde el centro de la cancha y la sorpresa posicional como lo de Cristiano Ronaldo y Arsene Wenger, respectivamente), no hay tantos problemas y las diferencias son aparentes, ya que solo funcionan como paradigmas que no impiden llegar a conclusiones muy similares. El conflicto existe cuando hay otros gustos de por medio, ya que será muy factible que se llegue a discusiones absurdas, en general extrafutbolísticas centradas en descalificar y defenderse de los ataques que se hacen personales cuando atentan contra tu idea del futbol. Pero principalmente se da cuando uno, de forma inconciente y espontanea, busca imponer la verdad por sobre la idea que tiene el otro, aunque se hable dentro de parámetros futbolisticos adecuados y más que plausibles. Esto es lo más extraño ya que siempre hay un afán de centralizar todo en ideas objetivas y universalizadoras del fútbol, con un propósito de discutir casi como si fuera parte de un método o de una lógica globalizada que funcionara sin reproches.

Por esto último yo no quiero hablar en términos estrictamente futbolísticos y con ánimo de transformarme en comentarista de situaciones, del dueño de las respuestas y anticipador táctico, algo que me gusta mucho pero escapa de lo que humildemente podría hacer. Me encanta el fútbol y reconozco que para hablar de él uno solo deja brotar vivencias y emociones que son lo que le dan verdadera vida. Es una forma de desahogo que en parte me molesta por lo egocéntrico de su origen, pero que tranquilizan y permiten que la vida siga su curso de una forma más placentera.

Cuando se habla de fútbol la gente está más contenta o más llena de vida, como que se transforma en amante y amado. Porque por un lado se es hincha, pero por otro es razón de ser, casi una identidad propia que uno generalmente no comprende. Las emociones brotan en los partidos junto a comentarios mínimos por la tele, dialogos eternos acompañados de inolvidables chelas, al estar en el estadio gritando o a sufrir por la radio cuando no hay otra. Esos son casos especiales, circunstancias que hacen que se nos paren los pelos y nos hacen ver como hinchas o amantes, pero uno no se puede olvidar de que hay una característica general que de alguna forma hace que se respire distinto: que uno se reencuentra en este deporte no con un afán de encontrar una idea de verdad (aunque a veces se intente de forma arrebatada), sino que con la gracia de que la verdad se encuentre en el afán de cada hincha al sentirse eterno y permanente en algunos momentos, que son lo que me motiva a hacer este blog. Por eso, no vengo a escribir cuentos ni se hacerlo, solo puedo reescribir lo que de alguna forma lei. Como siempre, Borges es un visionario en todo.

Saludos.


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